Día octavo...

... y las lágrimas me ciegan.


 CONSIDERACIÓN.- Mis lágrimas de arrepentimiento, Jesús Nazareno, de momento me ciegan para que no vea lo que veía antes cuando pecaba... Pero las lágrimas dilatan mi pupila para que vea la belleza del Evangelio. Siendo tan malo el pecado lo veía como bueno.

Verdaderamente ciego está todo hombre o mujer cuando comete pecado mortal buscando vida donde hay muerte, buscando belleza donde hay fealdad, buscando felicidad donde hay dolor, buscando bien donde nos atrapa el mal.

De momento el pecado sí que da placer. Pero placer envenenado que termina, si no se contrarrestra, en muerte y condenación.

Las lágrimas son el agua saludable que fructifica en la tierra del corazón, el dulcísimo perdón de Jesús Nazareno.

Pero como la lluvia del cielo es don de Dios, también las lágrimas del arrepentimiento ya son don de Dios preparando el alma para el siguiente regalo: ¡su gracia!

Este don de Dios que son las lágrimas son medicina para curar este espejismo, esta equivocación, de ver lo malo como bueno.

El hombre perdonado por Cristo es un hombre nuevo, con nuevos impulsos para el bien; con ojos nuevos para ver la belleza de la virtud y la fealdad del pecado.

Dame, Jesús Nazareno, muchas lágrimas de arrepentimiento y dame ojos nuevos para contemplar tu belleza y no cansarme ya nunca de ver tu hermosura soberana. Dame criterios, apreciaciones, valoraciones nuevas para que nadie me engañe. El pecado es un cebo en anzuelo para que yo pique como pez incauto en la muerte. Las lágrimas de Pedro fructificaron en un amor ya irreversible. Lloró la pecadora postrada a los pies de Jesús. Y Jesús, no puede por menos, la libera del vicio, de la esclavitud, y la rehabilita. Se aparece Jesús a Pablo su enemigo y de momento lo ciega, le caen de los ojos unas como escamas y comienza a percibir un mundo nuevo... ¡Una primavera de amor y seguimiento a Jesús Nazareno! - Las lágrimas del arrepentimiento son las gotas de lluvia que nos hacen ver el arco iris de la sonrisa de Dios Padre que nos abraza.